domingo, 15 de diciembre de 2013

El triste declive del Bolo Palma.


Ayer terminé la lectura del libro de Carlos Torre "El bolo palma: de Trasmiera a Vizcaya". Lo único que me ha producido es tristeza. Y no por el libro, que me ha gustado y a la vista está todo el tiempo y trabajo que el autor ha dedicado, sino por el declive absoluto del deporte al que más quiero. 
Veía fotografías de los años 50, 60, ... 80, incluso 90, en los que las boleras se abarrotaban de gente para poder ver a las figuras del momento. En todos los pueblos había una peña, de mayor o menor categoría, que hacía que la mayoría de los vecinos hablaran de bolos. Los desafíos de los ases del momento llenaban las boleras... Incluso partidos en nuestra vecina Vizcaya, con peñas en Portugalete, Ermua, Bilbao (más de una), Baracaldo, Bérriz, Zorroza...tenían una gran afluencia de público. ¿Que hemos hecho para llegar al momento actual?.
Empecé a jugar a los bolos en 1986, y en 1990 jugué mi primer concurso en en primera categoría, el Virgen del Puerto en Santoña. En esa época el ambiente entre los jugadores era distinto al actual. Cualquier jugador estaba con otro, se tomaba una cerveza, lo que fuera. ¿Y ahora?
Por mucho que desde algunos estamentos se quiera maquillar la situación, los bolos se nos mueren. Estamos solos en las boleras, y los pocos aficionados que aguantan son muy mayores. Tenemos que buscar soluciones con urgencia. Hay que visitar los colegios. Los niños tienen que conocer nuestro deporte no solo por un día en el aula Madera de ser, que está bien, pero no es suficiente. En la asignatura de gimnasia en lugar del bádminton (que no se me enfaden los que lo practican) tienen que jugar a los bolos. Tenemos que involucrarnos más todos. Directivos, Gobierno Regional, jugadores y todo el que sea amante de este deporte. Bajo mi punto de vista nos queda poco tiempo para intentar relanzar nuestro deporte. Lamentable pero cierto.

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