domingo, 18 de agosto de 2013

El hierro se derritió como el hielo.



Vaya equipo.....


Hacía meses que Sergio Fuentes quería salir con nosotros. Según decía, en sus piernas había hierro y podría aguantar toda la salida. El días del pasacalles de Solares (14 de agosto) calentó el ambiente para quedar hoy y hacer la salida con nosotros. El grupo ha sido mayor de lo habitual. El citado Sergio, Paco Alfaro, Jorge, Teo, Tomás y yo. A Teo no le conocíamos, ha venido con Jorge, pero tengo la impresión que a partir de ahora va a ser más habitual verle con nosotros.
Quedamos a las 9 de la mañana y teníamos pensado hacer el recorrido de la costa. Cuando nos acompaña alguien que no suele andar mucho, solemos hacerlo, porque no es demasiado duro, y tiene partes del recorrido que merece la pena ver.
Salimos hacia Villaverde de Pontones, donde después de pasar el convento de las monjas tuvimos el primer percance. Pinchazo de Paco, que estrenaba cubiertas, y que rápidamente se arregló.

Los mecánicos en acción.


Después subimos el alto de Omoño. Aquí ya se veía que Sergio lo iba a pasar mal. Me quedé con él para ir acompañándole y animándole un poco, y consiguió llegar arriba aunque con bastante sufrimiento (pero ni cuando le faltaba el aire callaba).
Casi seguido, con poco tiempo para descansar, subimos al monte por el que llegaríamos a Carriazo. La subida es corta, pero con alguna rampa dura, y aquí ya Sergio se tuvo que apear.
Hicimos el descenso para llegar a Carriazo y desde aquí para Galizano. Yo que sigo con el problema de las costillas, no hice el mismo recorrido, y no subí a la ermita para no tener mal piso. Sergio se quedó conmigo. Justo cuando nos quedamos solos tuvo la rotura del eje de la rueda trasera, por lo que llamó a Ruth para que fuera a buscarle. La escusa perfecta en el momento justo.

Playa de Galizano con Langre al fondo.


Yo fui por carretera hasta la playa de Galizano, donde me uní con los otros cuatro. Les acompañé hasta los acantilados, y después fui por carretera hasta la playa de los tranquilos, donde de nuevo me uní a ellos. Desde aquí para Somo, y en Pedreña tomamos el carril bici hasta Pontejos. Continuamos para Astillero para llegar a la recta de Heras, donde les puse la última prueba para ver como estaban de tocados. Empezamos a subir Peña Cabarga hasta la desviación que sale al pantano y para casa. Aquí ya sufrieron bastante.
En total casi 60 km. A destacar a Paco, que casi sin haber tocado la bici aguantó muy bien.





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