domingo, 16 de junio de 2013

Merece la pena.




En el día de hoy hemos hecho la ruta de Los Carabeos, y la verdad es que aunque dura ha sido preciosa. Combina de todo, subidas duras por pista, senderos, descensos rápidos y lentos, prados, bosques....
Empezamos con un descenso de cinco kilómetros desde la salida en el Monasterio de Montesclaros. Es un descenso bastante rápido en algunas zonas, aunque había otras en las que el barro era protagonista. En estos puntos estaba muy resbaladizo, ya que el suelo estaba muy duro y había una capa fina de barro encima. Vimos varias caídas, incluso en una tuve que frenar bastante fuerte para no pasar por encima al que me precedía. Al llegar al final del descenso, se inicia una subida larga. En su primera parte es de asfalto, y aunque no tiene un desnivel excesivo, si que es largo. Después y sin descanso, nos adentramos en un bosque para seguir ascendiendo. Aquí había varios sitios en los que había que echar el pie a tierra, por el barro y el desnivel que había, lo que provocaba que se patinaba bastante. Aquí también vimos caídas de las tontas, de las que cuando ves que te caes intentas soltar el pie del pedal, y  cuando está libre el pie ya es tarde, ya estás tumbando en el suelo. Una vez que terminamos este ascenso, se rueda por pistas un poco rompepiernas, hasta que empiezas el descenso a Bustillo del Monte. La primera parte es bastante rápida por pista, y la segunda lenta entre árboles. Entre algunos de ellos cabía el manillar de la bicicleta justo. Con una ligera subida llegamos al primer avituallamiento del día, en Bustillo, en el kilómetro 25.


Después del avituallamiento, empieza otra subida. En la primera parte es de asfalto, y con bastante desnivel, (aquí teníamos a la familia animándonos, y bien que se les oía) y después pasa a ser pista buena, ya con un desnivel menor. En este punto empecé a darme cuenta que empezaba a notar las piernas cansadas, sobre todo los gemelos. Cuando llegamos al alto estuvimos unos kilómetros por pista buena y fáciles, casi todo llano, para después llegar al famoso descenso del Cabrero. Es la parte más técnica del recorrido, y había zonas que tenían bastante barro, que se pegaba bastante a las ruedas. A pesar de lo complicado, no estaba tanto como cuando vinimos a hacer parte de la marcha en invierno. Esta vez algunas zonas estaban más rápidas. Allí encontramos a Javi que había pinchado por segunda vez y al que dejé la bomba porque él no tenía.
Después de este descenso, otra vez para arriba. La primera parte de nuevo asfalto, pero por poco tiempo, rápidamente giramos a la izquierda para hacer un ascenso por el interior de un robledal.


 Se agradecía la sombra, porque hacía bastante calor. Hicimos todo el ascenso con un "Buelna" y otro ciclista más. Una vez en el alto, descenso entre los mismos robles la primera parte, y la segunda por prado, hasta llegar al segundo avituallamiento, en Aldea de Ebro.
Desde Aldea, otros 9 kilómetros combinados de subidas y bajadas, hasta llegar a Arroyal, donde estaba el último avituallamiento del día.
Ya empezábamos a pensar lo que nos venía encima. La subida más dura del día. Comienza en el mismo Arroyal, y termina en el monte de las antenas, a más de 1700 metros de altitud. Son algo más de cinco kilómetros de subida, sin descanso, con un desnivel elevado, en su mayor parte por pista, aunque la parte final es por prado. Además, con el día de calor que hacía, ni una pequeña sombra. Se hizo bastante duro. Yo iba con los gemelos bastante cargados, y varias veces pareció que se me iban a subir, pero conseguí que no fuera así cambiando la forma de pisar el pedal. Me marqué mi ritmo sin intentar seguir a Tomás que iba más fuerte que yo. No era un ritmo alto, pero no me pasó nadie en la subida. Al llegar al final estaba esperándome Tomás, al que veía a unos 300 metros por delante de mí. En el alto pasamos entre más de 100 vacas que estaban paciendo o tumbadas plácidamente. Una vez en el alto comienza el descenso que lo hicimos muy rápido. La primera parte por prado, la segunda por pista, que en alguna parte tenía bastante piedra suelta, y la bici botaba casi para donde quería, pero conseguimos no ir al suelo. El final por carretera hasta Montesclaros. 
Analizando la marcha creo que cometí un error. Me dí cuenta que en el primer avituallamiento tenía el botellín casi lleno, y con el día de calor que hacía tenía que haber bebido más. Creo que puede ser un motivo del problema de los gemelos, además de que ahora no tengo la preparación que tengo en invierno, que también es importante.
Por lo demás, contento. La marcha totalmente recomendable, por recorrido y por organización. Acabé en el puesto 122 con 4 horas y 20 minutos, que para mi nivel no está mal. Espero poder repetir el próximo año.






No hay comentarios:

Publicar un comentario